Imagen tomada de la red. |
En algún momento llegan los inconfundibles tambores en el latido de la
tierra a través del gran espíritu que la contiene y cuando los escuchas
armonizados con tu propio corazón en humildad siendo tan solo UNO
sientes que ha llegado el momento de recoger las señales que se asoman
en el pecho e impregnan el alma y hacerlas volar en comunión con la
naturaleza a la que pertenecemos y en servicio de toda la maravilla que
nos reúne una y otra vez ilustrando
retales de recuerdos y anhelos. Tejer y nombrar fabricando y liberando
un vuelo que nos eleve más allá de la fina línea en un sincero reconocer
de la esencia misma. Así nacen las coincidencias: la que tú y yo en
este preciso momento reconocemos y celebramos. Agradecida mi esencia te
regala su saludo:
"En ti me vislumbro a mí, un retazo de tiempos
inmemoriables que nos unieron en latido y en vuelo. Te recibo y
reconozco tras este nuevo encuentro".
Javier Ochoa V.L, 2014 ©
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